1982. A veces cuesta hacerse a la idea de que estás leyendo cómics que se publicaron hace ya la friolera de 25 años. ¿Dónde estabas tú hace 25 años? ¿Lo recuerdas? Yo no lo recuerdo. Probablemente sí que puedo decir dónde estaba porque, con apenas unos meses, sólo hay dos o tres sitios en el que me pudiera encontrar. O en la cuna o en los brazos de mi madre. Ejem. Bueno, a lo que íbamos. Han pasado ya veinticinco años desde la publicación del tebeo que hoy comentamos. Un año antes, aproximadamente, Jim Shooter entró en conversaciones con DC para publicar una serie de crossovers entre los personajes más populares de ambas editoriales. Lejos quedaba ya aquella historia en la que Peter Parker se encontraba con Clark Kent. Había dos proyectos que tenían muchos puntos para salir adelante. Por un lado, un cruce entre la Liga de la Justicia y Los Vengadores. Por otro, La Legión de Superhéroes se enfrentaría con la niña bonita de Marvel, la Patrulla X. Sin embargo, no tardó mucho en cambiarse a la Legión por los Nuevos Titanes. Razones había muchas. El tipo de historias de ambas series, los personajes eran muy cercanos a los lectores… Obviamente, la razón principal fue que Los Nuevos Titanes se vendían más que La Legión de Superhéroes.
Por diversas circunstancias, la historia que unía los destinos de la JLA y Los Vengadores no llegó a salir a luz. Recientemente hemos podido conocer más detalles de la historia en el imprescindible (si no tenéis la miniserie publicada por Forum) Absolute JLA/Vengadores. Mejor suerte corrió la historia de la que vamos a hablar hoy. Si bien no se pudo contar con el excelentísimo dibujo de George Pérez (enfrascado en vano en el JLA/Vengadores), Chris Claremont contó con un dibujante de la talla de Walt Simonson, marido de Louis Jones, editora de Uncanny X-Men. La gestación del guión no fue fácil. En primer lugar, había que buscar una amenaza lo suficientemente importante como para que ambos grupos cruzaran sus caminos. Tras descartar a diversos villanos (como todos los grupos, Trigon o Magneto), Chris Claremont dio de lleno en la diana al proponer a dos series de nivel cósmico como Darkseid y Fénix Oscura. ¿Cómo? ¿Fénix había muerto meses antes? Bueno, eso no fue impedimento para buscar una forma de traerla.
¿De qué va la historia? Darkseid quiere averiguar qué hay más allá del muro del fin del Universo y, para ello, busca una fuente de energía que le dé el poder para hacerlo. Sí, esa fuente de energía será Fénix Oscura. ¿Cómo traerla de vuelta si había muerto? Pues mediante los recuerdos y las emociones de quienes más la conocían: La Patrulla X. Los Titanes y los X-Men tendrán que unir sus fuerzas para que Fénix no llegue a ser nuevamente una fuerza de poder ilimitado que ponga en peligro el Universo y para que Darkseid, y su esbirro Deathstroke (me gusta más en inglés que el Terminador español) no consigan llegar a cabo sus planes.
Hay muchas cosas que podría comentar acerca de esta historia. La carga emotiva, las grandes escenas de acción o la épica que desprende cada página de Claremont y Simonson. Sin embargo, creo que todo lo anterior no es más que lo mínimo que se le puede pedir a un cruce entre editoriales. Que para contar historias normalitas e intrascendentes ya tenemos cualquier otro momento.
Entonces, ¿qué puedo destacar de esta historia? Pues, sin lugar a duda, la excelente interacción entre los personajes que Claremont retrata. Para empezar, y dado que eran tiempos más… simples… los dos grupos comparten universo y ciudad en la que se han establecido. Como héroes cercanos a la ciudad de Nueva York, los Titanes y la Patrulla X han oído hablar unos de otros. Incluso, Claremont mete de puntillas algunas pistas para encajar esta historia en la continuidad para reflejar esto de lo que hablo. Así, mientras Cyborg deambula por Manhattan, llega hasta el edificio que se derrumbó mientras los X-Men combatían contra Ave de Muerte y El Nido.
Sin embargo, el que hayan oído hablar de oídas los unos de los otros no les llevará a evitar caer en el tópico más viejo de la historia de los superhéroes: combatir unos contra otros por un malentendido. Una vez se supera este momento seremos testigos de la habilidad de Chris Claremont para dotar a las relaciones entre personajes de verosimilitud. En apenas 64 páginas, el escritor nos da una serie de retazos de lo que podrían ser relaciones más profundas si todos los personajes pudieran encontrarse más a menudo. Changeling y Kitty Pryde, como niños que son, congenian inmediatamente, lo que hace que Coloso se ponga bastante celoso y dude de su habilidad. Raven se sorprende de la gran serenidad de espíritu de Tormenta y se asusta de lo que el interior de Lobezno esconde. Robin y Cíclope son almas gemelas en cuanto a liderazgo se refiere. Starfire coquetea con Coloso. Relaciones que nacen y que, obviamente, mueren en este número, pero que dejan un imborrable recuerdo a los seguidores de ambos grupos.
En el apartado gráfico, Walter Simonson realiza un trabajo a la altura de las circunstancias. Su narrativa es muy fluida. Su dibujo preciso, con la dosis exacta de “rayitas” y con unas expresiones faciales que consiguen reflejar el dramatismo de muchas de las páginas y de los diálogos escritos por Claremont.
Este crossover editorial, por tanto, poco tiene que ver con los cruces que leeríamos posteriormente, más centrados en la acción y en mostrar grandes splash – pages que en plasmar las sensaciones de los personajes. Como aspecto negativo he de señalar que, quizás para contrarrestar el que tanto el guionista como el dibujante pertenecieran a Marvel, la historia cuenta con muchísimos elementos de la mitología de DC. Apokolips. Darkseid y sus esbirros. Deathstroke, Metrón y su silla. Pese a todo, esta historia debería estar en la estantería de todo aficionado a la Patrulla X.
3 comentarios:
Lo teeeengooo!!! :D
Yo por aquel entonces también era un mocoso (Un poco más crecido que tú, todo hay que decirlo) pero años después, cuando descubrí a La Patrulla X, me fui haciendo con todos los cómics que me faltaban de la serie y ese fue uno de los que cayó.
Un buen número y , como bien dices un crossover atípico en el que no todo se basaba en los mamporros que se daban los protas sino en las relaciones entre ellos. Claremont en estado de gracia.
Yo también lo tengo, pero quiero volver a comprarlo que está desojado y es un tebeo que me encanta... y mucho.
Menos mal que en DC recapacitaron y metieron a los Titanes en lugar de a La Legión de SuperHeroes como tenían pensado.
El comic vale su peso en oro y da toda la impresion de que era un comienzo entre distintas futuras colaboraciones de los personajes.
Lo mismo que ocurria entre los de Vengadores/JLA, Hulk/Batman o Spiderman/Superman.
En el comic se nota el mimo y el cariño por los personajes, entrando perfectamente en la continuidad de ambos grupos, muy alejado del Marvel Vs DC (ya sabeis Aquaman vs Namor, Jubilo vs Robin), que parece hecho de cualquier manera (le hecharemos la culpa a los 90).
Tambien el experimento de Amalgam parecia hecho casi con desgana.
En fin ojala se repitieran estas colaboraciones.
Un saludo
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