lunes, febrero 03, 2014

X-Factor: La guerra del infierno en La Tierra

Nuevo y esperado tomo recopilatorio de la serie mutante más variopinta. Tras muchos meses esperando, podemos disfrutar al fin de once números americanos con el aliciente añadido de mostrar - o no - la recuperación de Peter David tras el derrame cerebral sufrido hace varios meses.

Guión: Peter David
Dibujo: Leonar Kirk, Paul Davidson
Tinta: Jay Leisten, Ed Tadeo
Color: Michelle Rosenberg, Matt Milla
Contiene: X-Factor #246 - 256 (enero - julio 2013)
Tomo Marvel. 240 páginas. 19,95€

PREMISA


Desde su creación, X-Factor se caracterizó por una fantástica interacción entre personajes y por unas tramas que no se terminaban de resolver a corto plazo, cual teleserie de éxito. El grupo de Madrox estaba siempre envuelto en las más rocambolescas aventuras, pero su punto fuerte eran los diálogos de Peter David, que ayudaban a sentirnos plenamente identificados con los mutantes secundones de Marvel por excelencia. Lamentablemente, las ventas no acompañaron en España y hace ya un par de años que tenemos las historias racionadas en tomos que no salen con toda la frecuencia que nos gustaría a sus seguidores. En este sexto tomo, Peter David y Leonard Kirk cierran (bueno, "cierran") la trama iniciada tiempo atrás con el embarazo de Loba Venenosa y la búsqueda de su hijo, así como el nuevo papel que Darwin y Fortachón desempeñan tras haber sido sustancialmente cambiados en aventuras anteriores.


LA HISTORIA


Tras la boda y luna de miel de Madrox y Layla, Rahne y su hijo Tier regresan a Nueva York perseguidos por Darwin, quien lleva meses tratando de matar al hijo de Loba Venenosa por razones que sólo él conoce. Por otro lado, la hija de Mefisto y Fortachón aparecen para advertir a X-Factor de que los señores del inframundo han comenzado una guerra que sólo acabará cuando Tier muera o mate a todos los señores. Así, Mefisto, Satana, Hela, Plutón y otros demonios comienzan un ataque contra Nueva York que pondrá X-Factor al límite.

VALORACIÓN


Once números USA dan para mucho, aunque creo que hay cierta pérdida de nivel en esta saga con respecto a las anteriores. David nos ofrece una trama trepidante, en la que no hay ni un minuto de descanso y en la que las páginas vuelan conforme avanzas en su lectura. Sin embargo, todo lo que ganamos en espectacularidad (ahí está Leonard Kirk para brindarnos un excelente trabajo en toda la parte final del tomo), lo perdemos en interacción de personajes y en humor. La historia inicial con Pip el Troll es directamente anecdótica y poco aporta a la trama.  Hay  menos - y peores - chistes y el grueso de las intervenciones de los personajes consiste en resaltar lo evidente. Hay algunas excepciones, eso sí, como el papel de Guido en la resolución de la historia y su relación con Monet. También me ha gustado el monólogo interior de Tier durante gran parte de la saga y el papel del demonizado Madrox. Sin embargo, Layla Miller pierde mucho fuelle en esta historia y lo gana Polaris, que tiene un par de intervenciones épicas. 
No sé si Peter David lo hace de forma consciente o no, pero esta saga, intervenciones demoníacas incluidas, recuerda poderosamente a la trama de la tercera y cuarta temporada de la serie Angel de Joss Whedon, con la que se le comparó mucho en los inicios de la serie. Tal vez sea un guiño o puede que sea coincidencia, pero incluso el destino de personajes como Estrella Rota y Ríctor es muy característico de lo que sucedía a los secundarios de lujo en el Buffyverso (por cierto, espero que esta situación se resuelva porque son dos de mis personajes favoritos de la serie).
Por lo demás, he de decir que culpo a Panini de que mis recuerdos no estén muy frescos por espaciar tanto la aparición de los tomos de la serie, ya que no tengo claro aún qué es lo que le pasaba a Monet ni tenía un recuerdo claro del contacto de Hela y Darwin, aspectos que me han hecho sentir bastante confuso durante la lectura de la saga.

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1 comentario:

Diego Gismero Collazos dijo...

Ángel es mi serie favorita, se que no fue la mejor serie de su época y mucho menos actualmente, pero cada vez que la veo siento algo especial, se me dibuja una sonrisa en la cara, y lo mismo siento cuando leo esta serie, por eso se ha convertido en mi serie mutante favorita, y al igual que la serie de Whedon creo que esta serie termina demasiado pronto...