martes, febrero 04, 2014

Salvaje Lobezno de Zeb Wells y Joe Madureira



Hola amigos, si hay algún fan de Joe Madureira en la sala está de enhorabuena porque aquí lo peta, si además hay algún fan del buen gusto pues mejor que vaya desalojando la sala porque Salvaje Lobezno de Zeb Wells y Joe Madureira es un verdadero mojón en lo argumentalmente hablando.

Concebida como un arco de la serie Avenging Spider-Man que los mismos autores se habían encargado de inaugurar ciertos cambios en Marvel y que Spider-Man se convirtiese en Superior Spider-Man casi mandan al traste estos tres números – MAD! es incapaz de hacer más de cuatro números ¿apostamos cuánto durará en Inhuman? – pero como Savage Wolverine es una serie antológica (que tampoco creo que dure mucho) pues la meten aquí.

Os voy a contar la premisa y puede que incluso os parezca que la cosa es interesante e incluso puede molar, entonces es cuando os emplazo al primer párrafo. Kingpin está al mando de la mano, aunque Wells se olvida que vive en Tierra de Sombras y no en su edificio, y un grupo de nuevos villanos que se llaman los Arquitectos le ponen a prueba, o se muestra digno de su liderazgo o resucitarán a uno de los asesinos más chungos de Marvel. Que yo si fuera Kingpin ni me esforzaría porque esto es La Casa de las Ideas y tarde o temprano todo el mundo vuelve.

Kingpin se las arregla para meter en el ajo a Lobezno y Elektra que ya murieron y fueron resucitados por La Mano. Wells mete a Spider-Man en unas pocas páginas y es de lejos su mejor aportación a estos tres números que se leen en poco más de diez minutos. De Wells esperaba más porque de Elektra su miniserie con la asesina carmesí de Reinado Oscuro estuvo francamente bien.

Bueno pues Wells se las apaña para calzarnos 70 páginas con los personajes yendo y viniendo de un lado para otro y masacrando Ninjas, eso si Ninjas de todos los tipos y que es donde podemos desconectar un poco de todo este tinglado y disfrutar con los lápices de Joe Madureira y que nos confundamos es la estrella del partido.

Mad! dejo los mutantes en 1998, han pasado más de quince años desde entonces pero conserva toda su frescura, su fuerza, ese dinamismo que sabía impregnar en cada plancha y que lo convertía en algo único e incomparable. Splash pages que se combinan con páginas con multitud de viñetas, una narrativa clara aunque a simple vista parezca lo contrario. Todo un lujo que por desgracia no se prodiga mucho.

Lo bueno es que son tres pavos y pico y tampoco te va a arruinar, yo por mi parte ya está en la caja de los que nunca más volveré a leer.

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