domingo, abril 24, 2016

La Extraordinaria Patrulla-X de Jeff Lemire y Humberto Ramos. Impresiones iniciales.

Artículo publicado originalmente en Zona Negativa y que rescato aprovechando que ya se están editando estos cómics en nuestro país.


Los lectores de las series de la franquicia mutante de Marvel estamos acostumbrados a que los personajes enfrenten diversas situaciones imprevisibles, casi como si fueran un reflejo distorsionado de la incógnita “X” que tan bien luce en las portadas de las distintas series que protagonizan. Desde la marcha de Chris Claremont, generalmente, nos encontramos con etapas brillantes o excelentes de corta o media duración que están precedidas por una época larga y mediocre de la que únicamente escritores capaces pueden desarrollar posteriormente alguna idea allí planteada. Es por eso que muchos hemos estado esperando con impaciencia lo que ocurriría con los mutantes tras el final de Secret Wars, el gran último – bueno, penúltimo – evento de la Casa de las Ideas, ya que la rumorología sensacionalista apuntaba a un final abrupto de las publicaciones parecido al de la cabecera de Los 4 Fantásticos para dar mayor protagonismo a los Inhumanos por su presencia en el universo cinematográfico de los Marvel Studios.

En realidad, esa amenaza inminente para el futuro de los mutantes está muy presente en las páginas de La Extraordinaria Patrulla-X, la nueva serie escrita por Jeff Lemire y dibujada por Humberto Ramos, pero solamente a un nivel casi metafórico, ya que la posible desaparición de la especie mutante sí está ligada a los Inhumanos, pero no por su éxito entre el público, si es que lo tienen a día de hoy, sino que es consecuencia directa de los hechos que viene narrando Charles Soule en las cabeceras donde cuenta las aventuras de la raza inhumana. Lemire también saca buen provecho de algunas de las ideas heredadas de la anterior etapa, la de Brian Michael Bendis como director de escena, para dar una sensación de continuidad bastante fluida pese a lo que supone el abrupto corte de varios meses entre el final del paso de Bendis por la franquicia y los hechos relatados en la nueva cabecera. Cuando el de Cleveland fue anunciado como el nuevo guionista de las series principales de la franquicia-X muchos no supimos qué esperar. Teníamos en mente su más que polémica etapa en Los Vengadores, criticada y alabada por igual entre el fandom por lo rupturista de su concepto inicial. Sin embargo, la andadura de Bendis será recordada por presentar dos ideas bastante potables que desarrolló con desigual resultado  y que, insisto, en manos de guionistas capaces, pueden dar mucho de sí y parece que Lemire tiene algo en mente con ellas tras la lectura de sus tres primeros episodios.
 En primer lugar, BMB apostó por traer el presente a la Patrulla-X original para convencer a Scott Summers de lo equivocado de su planteamiento tras la muerte del Profesor Xavier. Tal y como comenzó, esta ocurrencia parecía que iba a ser una genialidad, pero el desarrollo de personajes se estancó y solamente evolucionó a trompicones, como si de un símbolo de la convulsa adolescencia de sus protagonistas se tratara. Lemire recoge el testigo de Bendis dando un gran protagonismo a la joven Jean Grey, que intenta desesperadamente no cometer los mismos errores que su versión adulta, pero a ojos veteranos como los míos resulta evidente que está haciendo exactamente lo contrario. Lemire sitúa a Jean en la Universidad, alejada de la Patrulla y del triángulo amoroso que mantenía con Cíclope y Bestia de una forma análoga a las vivencias del personaje en los primeros tiempos de la serie de los años sesenta. Como es previsible, lo inevitable sucederá y acabará accediendo a acompañar a Tormenta y al Hombre de Hielo en busca de una solución a la extinción mutante. Algo parecido a lo que ya ocurrió en el pasado cuando el personaje tenía aproximadamente la misma edad. El futuro parece repetir el pasado, tal y como asegura un Viejo Logan acosado por las visiones del asesinato de la Patrulla-X a sus manos. La incorporación de este personaje creado por Mark Millar, y rescatado del Mundo de Batalla, es un gran aliciente para los lectores veteranos, ya que asistimos no ya al reencuentro entre éste y Jean Grey, sino a una nueva dinámica en su relación personal al vincularles a través del miedo a que su destino ya esté escrito. En estos primeros números el mayor interés de ambos está en no morir por la Patrulla-X, en el caso de la Chica Maravillosa, y en no matar a sus compañeros para el Viejo Logan, por lo que su unión al nuevo grupo supone un gran reto para ambos.

En segundo lugar, no está de más recordar que la verdadera revolución mutante planteada por BMB se vivió en las páginas de la Imposible Patrulla-X a través de las decisiones que Cíclope, Magneto y los suyos tomaron, llevando a los mutantes y al sueño de Xavier a un punto de aparente no retorno que quedó refrendado cuando Kitty Pryde dejó el bando de Lobezno para unirse a Scott Summers. Con Bendis, Cíclope se convirtió en el representante más extremo de la idea de convivencia entre humanos y mutantes y, con Lemire, Cíclope parece inspirar un nuevo cambio de camino porque, a raíz de su desaparición en un enfrentamiento con Los Inhumanos, los mutantes viven tiempos más desesperados, afrontando una extinción que ya ha comenzado  a raíz de la esterilización de toda la especie por parte de las Nieblas Terrígenas liberadas en la atmósfera. Será Tormenta quien, una vez más, suceda a Cíclope y tome la decisión de reconstruir a la Patrulla-X para proteger a la especie, una gran carga que Lemire deposita en la gran líder de antaño. Sin embargo, y tal vez como un recordatorio de lo desdibujado que ha estado el personaje en las series principales de los últimos años, el fracaso y escaso poder de convocatoria a la hora de reclutar a otros X-Men para su causa marcará al personaje, que, además, está siendo visitada por un Profesor X fantasmal que, personalmente, me resulta uno de los aspectos más interesantes de este arranque de temporada.
Junto a Ororo se encuentran varios alumnos de la Patrulla-X, ascendidos ya a Hombres-X de pleno derecho por necesidad, y el Hombre de Hielo, quien, al menos en estos tres primeros números, no parece haber decidido seguir más allá de la gran revelación del Uncanny X-Men 600. Eso sí, el guionista da un uso de sus poderes mucho más amplio y en la línea de lo visto en las sagas con viajes temporales escritas por Bendis. Junto a ellos se encuentran muchos refugiados mutantes y familiares afectados por la contagiosa enfermedad llamada M-Pox, un concepto que parece poner al día al noventero Virus del Legado. Todos ellos defienden X-Haven, el nuevo santuario mutante que no es más que los terrenos de la Mansión transportados al Limbo por la magia de Illyana Rasputin. Es ella la segunda al mando del grupo encabezado por Tormenta y la encargada, junto a Coloso,  de acudir al rescate de mutantes en peligro y enfrentarse a un Mr. Siniestro con inesperados objetivos. Forja y la nueva encarnación de Cerebra también están presentes para proporcionar al grupo de la tradicional tecnología detectora de mutantes, tan necesitada en épocas de extinción.

Estos tres primeros números plantean varios nuevos frentes, pero, sin duda, lo más destacable es la sensación de peligro extremo que se vive a través de sus páginas. La Patrulla-X vuelve a estar viva, muy viva, en medio de la extinción. Además, Humberto Ramos realiza un gran trabajo, ya que su estilo dinámico es ideal para tebeos protagonizados por grupos al conseguir gran espectacularidad en las secuencias de acción. No sé si Viejo Logan tendrá razón y el futuro ya estará escrito y esta será una de esas etapas brillantes o excelentes que mencionaba al comienzo de este texto, pero, desde luego, con un arranque tan interesante como éste, Lemire y Ramos pueden seguir contando conmigo.