domingo, marzo 24, 2013

De Diezmados a Imposibles Vengadores: Teoría y práctica del Sueño de Xavier


El macroevento de cierre del arco de historias de Marvel de los últimos ocho años (a falta de La Era de Ultrón) deja tras de sí una gran controversia: el eslogan Cíclope tenía razón ha tenido una resonancia inmediata entre los lectores Marvel desde el final de Vengadores vs. Patrulla-X, y me parece que va a marcar a toda una generación de lectores, tanto a favor como en contra.

Y no es para menos, porque en esta saga los guionistas han tenido el coraje de dar un salto cualitativo en la evolución del personaje para llevarlo a un terreno de polémica y debate, que compromete al lector (como ya pasó con Iron Man en Civil War). En este caso, es evidente que, aún siendo hasta el final el más cabal de los Cinco Fénix de lejos (como muy bien nos muestra Kieron Gillen), el gran líder mutante del siglo XXI acabó totalmente sobrepasado por la omnipotencia en sus manos y la intolerable presión a la que se vio sometido; primero por los Vengadores y luego por la propia Patrulla-X, encabezada por su mentor, el profesor Charles Xavier, que horrorizado por aquello en lo que su famoso sueño había mutado mientras él no estaba al cargo se enfrentó a su más aventajado discípulo mostrando (una vez más) su cara más paternalista y menos escrupulosa. La muerte de Xavier a manos de Cíclope es sin duda un acontecimiento terrible, pero cuanto de Scott y cuanto del Fénix hubo en aquel acto será, ya para siempre, objeto de debate. La cuestión de fondo es que el Fénix fue claramente una macguffin para exacerbar unas tendencias largo tiempo en desarrollo. ¿Cómo se llegó a esto?

(Antes de empezar, quiero aclarar que pretendo centrarme en los hechos desde un punto de vista ideológico/político, no tanto psicológico, por lo que acontecimientos clave de esta etapa, como la muerte de Rondador Nocturno, no serán analizados. En ello hay mucha tela que cortar, y sería objeto de otro artículo)

Tras el Día-M, habiendo pasado de millones (en torno a 15, si recordamos E de Extinción) a menos de doscientos, el sueño de Xavier quedó cancelado (y por relación dialéctica, también el de Magneto, salvo para el medieval Éxodo, que tan bien funciona como versión casposa y obsoleta de Magnus). ¿Qué sentido tenía luchar por el sueño de la coexistencia e integración en la sociedad humana de menos de doscientos individuos, como cuerpo social significativo? La prioridad pasó a ser la lucha por la supervivencia de la especie mutante, y más a raíz de la revelación de que el nacimiento de nuevos mutantes había quedado imposibilitado. Un auténtico holocausto. Desde aquel día hasta el día en que Hope dispersó al Fénix reactivando el gen mutante pasaron unos muy duros años (con el acoso de los Merodeadores, Bastión o Norman Osborn) que por fin han quedado atrás, abriendo el camino a que la Patrulla-X retome su lucha inicial por la integración. Pero por el camino algo ha cambiado, para no volver a poderse ignorar jamás: los mutantes se han constituido como un poder soberano. Y ha sido enteramente gracias a Cíclope.
Con la Mansión destruida en Complejo de Mesías, Cíclope, ya líder mutante indiscutible tras su gestión de la crisis, pero aún en proceso de asimilar hasta sus últimas consecuencias la condición política de su liderazgo, guió a su raza a la tierra prometida que ofrecía la abierta y progresista ciudad de San Francisco, donde el sueño de Xavier tenía la oportunidad de hacerse realidad. Y cuando este intento de integración falló en última instancia, los trasladó, nuevamente, a esa fortificada localización concreta llamada (de forma un tanto irónica) Utopía. Visto desde fuera, y con cierta sorna housiana, el reformado Asteroide M podría recordar a aquel campamento de refugiados custodiado por los centinelas del gobierno en el que se convirtió el Instituto Xavier en los primeros meses de la diezma, sobre todo en lo tocante a la reclusión forzosa de los mutantes. Pero una vez allí, inadvertidamente o no, lo cierto es que se dieron los tres principios del Derecho Internacional Público para el reconocimiento de un Estado: el tener una población y territorio concretos, pero también un gobierno propio con capacidad para decidir sobre sí mismo sin injerencias externas.

Y ningún Estado, con ese principio de soberanía, es realmente tal sin un ejército; papel que los rebeldes mutantes restantes, entre los que se cuentan Sapo, varios antiguos Morlocks o casi toda la quinta de estudiantes de Tensión e Infernal, pudieron jugar a la perfección. En un momento clave del ataque de los Nimrod en Advenimiento, Cíclope proclama lo que devenir de los hechos había hecho evidente: que todos los mutantes de Utopía (y por tanto, casi todos los del mundo) habían pasado a ser Hombres-X. La Patrulla-X y los mutantes, no como una categoría de vanguardia dentro de la otra, como había sido durante todas las décadas anteriores, sino como algo indivisible e indiferenciable. La diferencia con respecto al precedente de la Genosha de Magneto reside en que, en aquel caso, no era la total completitud de la raza mutante la que tuvo que armarse y plantar cara (esto es, constituirse como sujeto político colectivo activo), ni siquiera la gran mayoría de los ciudadanos mutantes de aquel estado. La movilización de toda la especie a las órdenes de Cíclope (y no la esperada llegada de Hope o el comienzo de la Edad Heroica) es lo único que explica su orden de disolución del escuadrón secreto X-Force (uno de los elementos más característicos de esta etapa): ya no le hace falta esta estrategia oculta y sibilina, porque él va de frente, movilizando todos los recursos que hagan falta de cara a la supervivencia de la especie. Por desgracia, eso incluye a los más jóvenes, lo que termina desencadenando el cisma en el seno de la Patrulla-X.

Sobre esta base, una vez ocurrido este, Scott establece Utopía en una situación de tensión defensiva, de casi Guerra Fría, frente a la humanidad (no hay más que leer sus manifiestos). Es plenamente consciente de tener a su disposición toda una serie de (cito a Millar) “personas de destrucción masiva” y con la intención de usarlas en caso de necesidad. A estas alturas, el ideal de integración ya había sido casi totalmente obviado y apropiado por el otro bando; y es muy probable que el modelo de Namor como gobernante fuerte haya tenido algo que ver con ello. 

Una vez con el poder del Fénix, Scott y su equipo pasan a la acción y extienden este poder político mutante sobre todo el mundo (Pax Utopia). Esto no significa, en absoluto, abrazar la idea de dominación del Magneto tradicional, sino simplemente hacer del mundo una verdadera utopía, que puede serlo para los humanos únicamente en la medida en que la sea para los mutantes (proporcionando agua, comida y energía gratis en abundancia, así como decretando el fin de las guerras, lo que altera sobremanera a los gobiernos humanos, carentes ya de su soberanía de facto). Finalmente, por lo que se anuncia para la etapa de Bendis, esta dinámica se mantendrá, aunque desde un rol revolucionario y underground. Y lo más importante, sin la razón de fondo de proteger a la raza mutante a toda costa, sino simplemente en nombre de la conseguida soberanía mutante.

Y durante todo esto ¿qué hay de Lobezno, la otra cara de la moneda de Cíclope desde Cisma? Su motivación (que tiene un precedente en la Pícara de Carey) es la de recuperar la autenticidad del sueño de Xavier, reinaugurando el Instituto con el ideal de educar a la generación más joven de mutantes, haciendo de la integración de nuevo bandera (incluyendo a alienígenas como Nydo y Kid Gladiador en el alumnado). La clave para entender a Logan la tenemos, cómo no, de la mano de Jason Aaron, quien, durante una conversación con Cíclope en el parte de Lobezno y la Patrulla-X sobre VvX saca a relucir la mentalidad del canadiense: con tal de posibilitar la existencia de un espacio de estabilidad donde las nuevas generaciones de mutantes puedan desarrollarse personalmente en plenitud, como algo más que soldados en la batalla por la supervivencia, es capaz de cargar enteramente sobre sus hombros (y los de su equipo) con el peso de esa lucha, manteniendo ambos ámbitos tajantemente separados (frente al Estado de Excepción permanente de Utopía, que los funde)Sólo así puede comprenderse su rol dual de director de instituto y líder del equipo asesino de operaciones secretas X-Force.

Pero de lo que quizá Logan no sea plenamente consciente es de que esta reformulación del sueño de Xavier (que incluye la colaboración activa con los héroes humanos) es solamente posible bajo la distante protección de Cíclope (como este mismo dice al final de Cisma), y con la experiencia acumulada de soberanía bajo el mando de este. Así, la propia existencia continuada (con sus etapas) del equipo/concepto X-Force evidencia la diferencia, pequeña pero significativa, entre el ideal de Lobezno y el de Xavier, que carecía de una vertiente proactiva. Haciendo memoria, esta disyuntiva ya la planteó Cable allá por 1990 tras Proyecto Exterminio (y como ahora, fue Tormenta su más firme opositora), pero las circunstancias extremas tras el Día-M obligaron a que se realizara.

Se puede considerar, de todas formas, que este es el bando ganador en VvX, lo que nos lleva al quid de la cuestión: tras darse las circunstancias para que el sueño de Xavier se pueda llevar a la práctica a gran escala como en los viejos tiempos (y adquiriendo un especial significado tras la muerte de este), son los Vengadores, es decir, los héroes de la raza humana, los que se adueñan de él. Lobezno, el mutante que posiblemente menos en serio se tome esta condición y la soberanía que ahora implica (el caso de qué hacer con Quentin Quire en mitad de Cisma lo demuestra), sirve de puente fundamental entre humanos y mutantes tras casi una década de pertenencia a los Vengadores. Pero por lo visto hasta ahora, es el Capitán América el que lleva la iniciativa del sueño de Xavier con la bendición del Instituto Jean Grey (por no mencionar la poderosa imagen que le facilita Kaos).
Esto no es incoherente con el ideal de Xavier, todo lo contrario, pero ignora con demasiada ligereza la hazaña política de la soberanía mutante, sin la cual esta raza quizá se hubiese extinguido a estas alturas (por mucho que el Fénix terminara por sembrar la destrucción). Resulta irónico que el papel de encabezar una nueva era de esperanza que legítimamente hubiera tenido que ocupar Cíclope, que cargó durante tanto tiempo con la responsabilidad de mantener viva la raza mutante, se le escape en manos de los que lo encarcelaron.

Para terminar, decir que queda claro que la cuestión parece mucho más compleja que una simple reactivación del debate Xavier-Magneto, aunque con actores diferentes. Si bien se repite el esquema de que uno piensa en términos sociales (de humanidad y su desenvolvimiento) y otro en términos biológicos (de especie y su supervivencia), lo cierto es que Logan recoge el testigo de Xavier de un modo más desenfadado a la par que realista, mucho más acorde con una personalidad adecuada para tiempos difíciles, aunque ello haya significado dejar una buena parte del legado mutante bajo la "marca" de los Vengadores. Y por supuesto, Scott no pretende defender y empoderar a la raza mutante desde la perspectiva de un terrorista supremacista y homicida, sino desde la de un gobernante que, con mucho esfuerzo, construyó algo revolucionario y muy importante que le otorga una legitimidad imposible de ignorar.

De lo que no hay duda es de que se ha abierto un periodo radicalmente nuevo en la historia de los mutantes de Marvel en la mejor tradición de la casa, y que dará mucho de que hablar. Como siempre, por otra parte.

5 comentarios:

Oscar Iglesias dijo...

Todo esto ha servido para afianzar y relanzar a Ciclope, que ha evolucionado como personaje manteniendose fiel a si mismo, porque lo ha hecho de forma coherente.
No como Lobezno, que es cada vez un personaje mas incoherente debido al hecho de haberse convertido en una franquicia sin sentido ninguno, que debe aparecer lo mas posible, y agradar al mayor numero de lectores posibles, lo que le quita la poca personalidad que le quedaba.

Anónimo dijo...

Hablando politicamente yo esperaba que Utopia se consolidara como el primer estado mutante soberano oficial y se convocaran elecciones y se estableciera la democracia, pero no fue así.

Tampoco hay que ignorar la vertiente editorial, yo casi que creo que el resultado actual del panorama mutante les salió de chiripa porque habia pelicula de los Vengadores y tenian que promocionarla de algún modo y nada mas oportuno que una saga llamada AvX.

Dramas de barra dijo...

Como me gusta tu blog ¡¡¡
No tienes ni idea de lo que disfruto cada entrada.
A mi me jode que desaprovechen personajes como Ink, Zero ...
No puedo hablar abiertamente de muchas cosas por que serian spoilers gordos ... dado que leo a ritmo UK pero alucino con lo que hacen con algunos personajes, de todas formas lo que mas pena me da es lo de utopia y que Lobezno acabe de ¿director? ¿hola?

IvánN Díaz dijo...

Creo que ha sido un error dejar de lado el concepto de Utopía y de la nación mutante. Parece que es un elemento incómodo en Marvel (¿Israel/Palestina tal vez?), ya que ni con la Genosha de Magneto ni con la Utopía de Cíclope se han atrevido a plantearse un establecimiento firme y decidido de nación mutante.

Espero que la evolución de Cíclope no se venga abajo con el proceso de supuesta redención que comienza. Digo "supuesta" porque no hace falta que se redima de nada. Tenía razón y punto. Por fin le han hecho actuar con coherencia a sus principios.

Anónimo dijo...

Bueno, ya estamos en 2015 y visto a la distancia de mi parte creo que "La muerte de Xavier a manos de Cíclope es sin duda un acontecimiento terrible" NO, mas bien es un error editorial grave que sirve como punto de referencia para una era oscura en la franquicia mutante por la interferencia de los intereses cinematograficos de Marvel, es urgente que la franquicia mutante se "libere" de este control creativo de no poder avanzar ni crear su propia mitologia.