domingo, julio 08, 2007

Uncanny X-Men de Chris Claremont

Antes de reseñar los primeros números de la nueva revolución mutante o incluso hablar de Dinastía M y Génesis Mortal, iniciaré una serie de artículos centrándome básicamente en resumir y reseñar de una forma muy general las etapas vividas por los mutantes por el ‘Reload’ mutante.

Tras la marcha de Grant Morrison, Quesada como buen editor, creyó conveniente una nueva revolución y la gran sorpresa fue la llegada de Joss Whedon a un nuevo título junto con John Cassady, pero hubo más y es que las dos colecciones principales, más los Nuevos Mutantes iban a ser relanzados con todas las ideas y conceptos de Morrison y siempre intentando recuperar el espirítu clasicista, además de los trajes de colores. Esto hizo que el bueno de Quesada le diera la batuta a Chris Claremont que de X-Treme X-Men fue trasladado a Uncanny X-Men dónde utilizaría la gran mayoría de personajes de X-Treme X-Men además de Lobezno y Rondador Nocturno.

La nueva etapa de Uncanny X-Men iba a ser dibujada por Alan Davis y todas las apuestas apuntaban que sería una etapa memorable y así nos lo hicieron creer con los primeros números, dónde Claremont recuperaba personaje y conceptos de Excalibur para los fans más acérrimos de los mutantes clásicos.

La primera saga se centró en el regreso de un villano clásico de Excalibur y abrió la puerta a un interesante argumento que fue cerrado al acabar la etapa de Claremont en la colección, dejando una nueva puerta abierta de la que hablaremos al final del artículo. El bueno de Claremont recuperó los partidos de baseball además de poder contar con la gran mayoría de los X-Men e hizo una historia muy entretenida dónde la Furia fue uno de los peores enemigos a los que se han enfrentado los X-Men. El dibujo de Davis fue mucho más satisfactorio.

Después tendríamos la saga dónde Víbora se cobraría su venganza desde X-Treme X-Men y además tendríamos los juegos diabólicos de Arcade de por medio. El clasicismo había sido recuperado por el bueno de Claremont, una sensación que a mi personalmente me encantaba ya que me enamoré de la Patrulla-X gracias a estas historias. En esta minisaga pudimos ver el primer contacto de Oliver Coipel con los mutantes, tras esto dibujaría Dinastía M.

En los siguientes números nos encontramos con X-23, personaje creado en la serie de televisión de X-Men: Evolution y que Quesada introdujo en su serie NYX, pero Claremont la introdujo de manera ‘oficial’ en el Universo Mutantes con un enfrentamiento entre Lobezno y X-23. Davis volvía a ser el dibujante y de qué manera, el ritmo de la serie no decaía y además nos ofrecían sagas de dos números que no se alargaban hasta la saciedad como otras colecciones.

El Club Fuego Infernal regresaría también y se enfrentaría de nuevo a los X-Men, además de que Claremont cerró algunos argumentos como el esperado enfrentamiento entre Emma y Rachel, además de recuperar antiguos enemigos de su anterior etapa en los X-Men y personajes de X-Treme X-Men. Saga algo estática y aburrida en mi opinión, con un final que nos obligaba a despedirnos de Sabia, una de las mujeres-x más carismáticas recreada por Claremont en los últimos años y que actualmente podemos seguir disfrutando de ella en New Excalibur.

La montaña rusa continuaba y Claremont seguía recuperando conceptos que hicieron de su etapa una de las más recordadas en la industria del cómic, tras revisitar mucho de los conceptos, no podía faltar uno de los más memorables y explotados, la Tierra Salvaje, pero antes de nada, al despedirse de Sabia necesitaba cubrir la falta de uno de sus personajes estrellas por otro y recuperó a Mariposa Mental que había fallecido en el #2 de X-Treme X-Men y la embarcó junto con X-23 en un nuevo pareja de la Tierra Salvaje. Una saga dibujada por Alan Davis íntegramente, dónde ahondó mucho más en los personajes y en X-23.

Claremont es conocido por las relaciones entre sus personajes y por eso sus siguientes números trataron sobre el regreso de la ‘muerte’ de Coloso y sobre todo Mariposa Mental, que había vuelto algo cambiada y que de algún modo tenía relación su hermano. Una minisaga dibujada por Tom Raney, nos traería de vuelta a Mojo y a todos sus ‘mascotas’.

Tras esto llegaría una saga enlazada directamente con Dinasía M y dónde Rachel y Mariposa serían las protagonistas absolutas. Saga dibujada por Alan Davis, sólo dos números hasta que fue sustituido por Chris Bachalo que se convertiría en el nuevo dibujante oficial del título. Un cambio algo chocante respecto al estilo de Davis. Una interesante saga que recuperaría algunos mutantes como Juggernaut y Talia, que ya fueron recuperados en la anterior saga y que servirían para relanzar el Nuevo Excalibur tras el Día M.

Y entonces llegó Diezmados, con un Chris Bachalo al 100% y un Claremont que nos dejó una gran saga espectacular con una Rachel Grey desatada y tres números para recordar ya que los considero el canto del cisne de la etapa de Claremont, de la etapa de Uncanny X-Men iniciada en el #444. Emotividad, acción, nos presentaron unos nuevos enemigos capaz de hacer temblar a los X-Men y de qué manera… Y todo esto con el sentimiento del fin de la especie mutante y es que más de 90% de la población mutante se vio privada de sus poderes a causa del poder de la Bruja Escarlata.

Las dos últimas sagas de Claremont fueron en mi opinión de lo peorcito, entretenidas tal vez, pero habían perdido algo de esa inocencia con la que empezó. La primera de ellas (eran una saga dividida en dos, cada una de tres números) ahondaba mucho más en la figura de Rachel Grey como se sentía respecto a la muerte de su recién conocida familia y como le afectaba. Billy Tan demostró que era un peor dibujante de lo que creíamos y temimos que este dibujante fuera a ser el próximo regular del título.

La última saga cerró cabos sueltos respecto a las apariciones de Jamie Madrox, desde la primera saga de Uncanny X-Men, además de cerrar el argumento del regreso de Mariposa Mental. Una saga algo confusa y que por el cambio de dibujantes fue algo frustrante de poder disfrutar, durante el transcurso de la misma a Claremont el dio un infarto y Tony Bedard le echó un cable.

El último número de la etapa fue el prólogo de la boda de Tormenta con Pantera Negra, la saga dónde Tormenta había decidido quedarse en África la habíamos visto en la colección hermana y es algo que nunca entenderé porque Ororo ha sido uno de los personajes mejor utilizados por Claremont en su etapa y que se lo arrebataran de esta manera fue algo que nunca jamás comprendí. Este último número fue un especial que apareció como un Annual y nos presentó una emotiva historia dónde los X-Men se reencontraron con su amiga, además de que Tormenta conoció a su familia, quedando claro que aún tiene lazos de sangre con el mundo.

Un total de 31 números y cada saga tiene sus propósitos y despropósitos, sus aciertos y sus cagadas, pero de lo que no hay duda es que Claremont ya no es el que era y que su intento por mantener su estilo y no evolucionar esta haciendo mella en su carrera que no se ha mantenido alejada de los mutantes ni mucho menos, ya que sigue en dos títulos, por un lado Nuevo Excalibur del que me tendré que leer los dos primeros tomos y Exiles que cuando empiece su publicación en España intentaré seguir.

He de reconocer que soy un condenado fan de Claremont y de todo lo que ha hecho estos últimos años en los X-Men y no me estoy refiriendo a esta etapa. Disfruté mucho con X-Treme X-Men y sobre todo con los últimos números dibujados por Larroca.

Y no cierro el post antes de lanzaros la siguiente pregunta: ¿Qué os ha parecido la última etapa de Claremont en Uncanny X-Men?

5 comentarios:

Unknown dijo...

Pues leyendo la reseña me doy cuenta de que quizá no ha sido tan mala. Y es que los episodios de Davis se salvarían sólo por el dibujo, pero en general "se leían" bastante mejor que los demás.

Quizá es que la última media docena de episodios han dejado un muy mal gusto final.

Anónimo dijo...

Yo reconozco que a mi me puede el factor nostalgia.

El señor Claremont es el creador de los personajes (Por mucho que no fueran suyos fue él quien los moldeó y forjó su carácter) y siempre que escribe algo con ellos tengo ganas de leerlo.

Efectivamente no es el autor que fue entaño pero tiene todavía cierta gracia escribiendo a sus personajes fetiche.

No habrá sido su mejor trabajo pero a mi particularmente no me ha desagradado.

Su New Excalibur tiene su gracia.

Saludos ;p

IvánN Díaz dijo...

las últimas 2 sagas dan pena, pero lo anterior está bastante pasable y cuenta con dibujantes que a mí me gustan mucho.

Su New Excalibur está pasable también. No es ninguna maravilla, pero entretiene y no supone ningún trauma leer la serie.

Lo que sí que me trae un poco de cabeza es que, al cambiarlo tanto de serie, Claremont se va llevando los cabos sueltos y los subargumentos de Xtreme a Uncanny, de Uncanny a New Excalibur y de New Excalibur a Exiles... qué mareo :P

Worbbitt dijo...

Excelente repaso Ojosombra, creo que con uno de tus últimos párrafos resumes a la perfección lo que ha supuesto para mi esta etapa en la que todas sus sagas había "aciertos y cagadas".

Personalmente creo que lo que mas me ha gustado ha sido la trama interna de Jamie Braddock (que no Madrox como dices XD) y el tratamiento dado a Rachel, Kurt, Ororo (mucho mejor que en Xtreme), Bishop y Lobezno.

La primera saga me encanto de no ser por la resolución del enfrentamiento con La Furia, pero la parte de Bala de Cañón y Bishop solos contra el bicho era cojonuda. ¿La de la Víbora? Muy mediocre. Las siguientes en la Tierra salvaje y con el Club, entretenidas. De la de Mojo y X-23 mejor no hablo -no me gusta nada como Claremont trata a Laura- y de las últimas me quedo de largo con el Fin de los Grey y el Annual. Los Expulsados y Dinastia de M entretenidos solos y el de Estrella errante empieza de putísima madre y acaba fatal.

Venga, saludos

Peribáñez dijo...

Uno más que apoya esta etapa. Me gustó tanto Xtreme X-Men como como esta etapa en Uncanny. De hecho, las tengo puestas una al lado de la otra junto al tomo Amigos verdaderos y la mini etapa previa a Morrison. Vamos, todo lo de Claremont desde que volvió en 1999. ¿Y decís que en Excalibur seguía con las tramas? No lo sabía.