Artículo publicado originalmente en Zona Negativa y que rescato aprovechando que ya se están editando estos cómics en nuestro país.
Los lectores de las series de la franquicia mutante de
Marvel estamos acostumbrados a que los personajes enfrenten diversas
situaciones imprevisibles, casi como si fueran un reflejo distorsionado de la
incógnita “X” que tan bien luce en las portadas de las distintas series que
protagonizan. Desde la marcha de Chris Claremont, generalmente, nos encontramos
con etapas brillantes o excelentes de corta o media duración que están
precedidas por una época larga y mediocre de la que únicamente escritores
capaces pueden desarrollar posteriormente alguna idea allí planteada. Es por
eso que muchos hemos estado esperando con impaciencia lo que ocurriría con los
mutantes tras el final de Secret Wars, el gran último – bueno, penúltimo – evento
de la Casa de las Ideas, ya que la rumorología sensacionalista apuntaba a un
final abrupto de las publicaciones parecido al de la cabecera de Los 4
Fantásticos para dar mayor protagonismo a los Inhumanos por su presencia en el
universo cinematográfico de los Marvel Studios.
En realidad, esa amenaza inminente para el futuro de los
mutantes está muy presente en las páginas de La Extraordinaria Patrulla-X, la
nueva serie escrita por Jeff Lemire y dibujada por Humberto Ramos, pero
solamente a un nivel casi metafórico, ya que la posible desaparición de la
especie mutante sí está ligada a los Inhumanos, pero no por su éxito entre el
público, si es que lo tienen a día de hoy, sino que es consecuencia directa de
los hechos que viene narrando Charles Soule en las cabeceras donde cuenta las
aventuras de la raza inhumana. Lemire también saca buen provecho de algunas de
las ideas heredadas de la anterior etapa, la de Brian Michael Bendis como
director de escena, para dar una sensación de continuidad bastante fluida pese
a lo que supone el abrupto corte de varios meses entre el final del paso de
Bendis por la franquicia y los hechos relatados en la nueva cabecera. Cuando el
de Cleveland fue anunciado como el nuevo guionista de las series principales de
la franquicia-X muchos no supimos qué esperar. Teníamos en mente su más que
polémica etapa en Los Vengadores, criticada y alabada por igual entre el fandom
por lo rupturista de su concepto inicial. Sin embargo, la andadura de Bendis
será recordada por presentar dos ideas bastante potables que desarrolló con
desigual resultado y que, insisto, en
manos de guionistas capaces, pueden dar mucho de sí y parece que Lemire tiene
algo en mente con ellas tras la lectura de sus tres primeros episodios.
En primer lugar, BMB
apostó por traer el presente a la Patrulla-X original para convencer a Scott
Summers de lo equivocado de su planteamiento tras la muerte del Profesor
Xavier. Tal y como comenzó, esta ocurrencia parecía que iba a ser una
genialidad, pero el desarrollo de personajes se estancó y solamente evolucionó
a trompicones, como si de un símbolo de la convulsa adolescencia de sus
protagonistas se tratara. Lemire recoge el testigo de Bendis dando un gran
protagonismo a la joven Jean Grey, que intenta desesperadamente no cometer los
mismos errores que su versión adulta, pero a ojos veteranos como los míos
resulta evidente que está haciendo exactamente lo contrario. Lemire sitúa a
Jean en la Universidad, alejada de la Patrulla y del triángulo amoroso que
mantenía con Cíclope y Bestia de una forma análoga a las vivencias del
personaje en los primeros tiempos de la serie de los años sesenta. Como es
previsible, lo inevitable sucederá y acabará accediendo a acompañar a Tormenta
y al Hombre de Hielo en busca de una solución a la extinción mutante. Algo
parecido a lo que ya ocurrió en el pasado cuando el personaje tenía
aproximadamente la misma edad. El futuro parece repetir el pasado, tal y como
asegura un Viejo Logan acosado por las visiones del asesinato de la Patrulla-X
a sus manos. La incorporación de este personaje creado por Mark Millar, y
rescatado del Mundo de Batalla, es un gran aliciente para los lectores
veteranos, ya que asistimos no ya al reencuentro entre éste y Jean Grey, sino a
una nueva dinámica en su relación personal al vincularles a través del miedo a
que su destino ya esté escrito. En estos primeros números el mayor interés de
ambos está en no morir por la Patrulla-X, en el caso de la Chica Maravillosa, y
en no matar a sus compañeros para el Viejo Logan, por lo que su unión al nuevo
grupo supone un gran reto para ambos.
En segundo lugar, no está de más recordar que la verdadera
revolución mutante planteada por BMB se vivió en las páginas de la Imposible
Patrulla-X a través de las decisiones que Cíclope, Magneto y los suyos tomaron,
llevando a los mutantes y al sueño de Xavier a un punto de aparente no retorno
que quedó refrendado cuando Kitty Pryde dejó el bando de Lobezno para unirse a
Scott Summers. Con Bendis, Cíclope se convirtió en el representante más extremo
de la idea de convivencia entre humanos y mutantes y, con Lemire, Cíclope
parece inspirar un nuevo cambio de camino porque, a raíz de su desaparición en
un enfrentamiento con Los Inhumanos, los mutantes viven tiempos más
desesperados, afrontando una extinción que ya ha comenzado a raíz de la esterilización de toda la
especie por parte de las Nieblas Terrígenas liberadas en la atmósfera. Será
Tormenta quien, una vez más, suceda a Cíclope y tome la decisión de reconstruir
a la Patrulla-X para proteger a la especie, una gran carga que Lemire deposita
en la gran líder de antaño. Sin embargo, y tal vez como un recordatorio de lo
desdibujado que ha estado el personaje en las series principales de los últimos
años, el fracaso y escaso poder de convocatoria a la hora de reclutar a otros
X-Men para su causa marcará al personaje, que, además, está siendo visitada por
un Profesor X fantasmal que, personalmente, me resulta uno de los aspectos más
interesantes de este arranque de temporada.
Junto a Ororo se encuentran varios alumnos de la Patrulla-X,
ascendidos ya a Hombres-X de pleno derecho por necesidad, y el Hombre de Hielo,
quien, al menos en estos tres primeros números, no parece haber decidido seguir
más allá de la gran revelación del Uncanny X-Men 600. Eso sí, el guionista da
un uso de sus poderes mucho más amplio y en la línea de lo visto en las sagas
con viajes temporales escritas por Bendis. Junto a ellos se encuentran muchos
refugiados mutantes y familiares afectados por la contagiosa enfermedad llamada
M-Pox, un concepto que parece poner al día al noventero Virus del Legado. Todos
ellos defienden X-Haven, el nuevo santuario mutante que no es más que los
terrenos de la Mansión transportados al Limbo por la magia de Illyana Rasputin.
Es ella la segunda al mando del grupo encabezado por Tormenta y la encargada,
junto a Coloso, de acudir al rescate de
mutantes en peligro y enfrentarse a un Mr. Siniestro con inesperados objetivos.
Forja y la nueva encarnación de Cerebra también están presentes para proporcionar
al grupo de la tradicional tecnología detectora de mutantes, tan necesitada en
épocas de extinción.
Estos tres primeros números plantean varios nuevos frentes,
pero, sin duda, lo más destacable es la sensación de peligro extremo que se
vive a través de sus páginas. La Patrulla-X vuelve a estar viva, muy viva, en
medio de la extinción. Además, Humberto Ramos realiza un gran trabajo, ya que
su estilo dinámico es ideal para tebeos protagonizados por grupos al conseguir
gran espectacularidad en las secuencias de acción. No sé si Viejo Logan tendrá
razón y el futuro ya estará escrito y esta será una de esas etapas brillantes o
excelentes que mencionaba al comienzo de este texto, pero, desde luego, con un
arranque tan interesante como éste, Lemire y Ramos pueden seguir contando
conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario