Llega el Amanecer de X, el nuevo relanzamiento mutante dirigido por el genial escritor Jonathan Hickman. La raza mutante tiene por fin una nación, Krakoa, con un sistema de gobierno y unos objetivos establecidos. Esta causa común ha transformado el rol que la Patrulla-X venía desempeñando hasta ahora. Además, los mutantes deben acostumbrarse a la convivencia con antiguos enemigos y a reencontrarse con otros mutantes fallecidos tiempo atrás, resucitados gracias a la intervención de Los Cinco y el proceso de back-up mental de Cerebro realizado por Xavier. Sin duda, son tiempos interesantes para leer la franquicia mutante.
Jonathan Hickman y Leinil Francis Yu se encargan de la serie principal tras los eventos de HoX/PoX. Este episodio forma parte de la saga llamada Pax Krakoa, que parece hacer referencia a todos los cambios surgidos en esta nueva etapa. Por un lado, vemos a la Patrulla-X lidiando con Orchis, trama heredada directamente del evento anterior. Es interesante lo planteado en las escenas de la Forja en relación a la figura del Director Devo, que creo que aparece aquí por primera vez, y la centinela Karima Shapandar. Además, la revelación final de la Doctora Gregor, la gran derrotada de HoX/PoX, quizás sugiere la existencia de un proceso de resurrección para los humanos similar al realizado para los mutantes en Krakoa y sería un giro de guion muy potente si se llevase a cabo. ¿Han encontrado también la manera de resucitar a humanos? ¿Tiene Orchis esa capacidad?
Esta trama tiene, además, otros aspectos llamativos, como la ¿breve? recuperación de Los Hijos de la Cámara con la aparición de Serafina y el rol acentuado de Magneto como nuevo líder de la nación mutante. Me encanta verlo en este papel. Nació para liderar a los suyos. Muy pocos se me ocurren que puedan implicarse más que él en este nuevo comienzo para los mutantes que les proporcionan la convivencia en Krakoa y su reconocimiento como nación soberana.
El segundo foco de atención de este cómic es la interacción familiar en la Casa Summer, el hogar de Cíclope y los suyos en La Luna. El clan Summers actúa, por vez primera, como una familia casi funcional, reflejando los cambios que trae consigo el nuevo rumbo que ha tomado la raza mutante gracias a la nación de Krakoa. Me intriga saber cómo la interacción de personajes mostrada aquí se desarrollará en el futuro. La convivencia entre antiguos enemigos me resulta fascinante. Más incluso si son miembros de la misma familia. Las habitaciones comunicantes de Scott, Jean y Logan pues muy bien, ¿no? Se ha debatido mucho sobre ellas y, bueno, si es por lo que parece, con la Pax Krakoa los mutantes se han convertido en una especie mucho más adelantada evolutivamente y no tienen por qué tener los mismos límites que los humanos en sus relaciones interpersonales.
Un buen principio para esta serie. Argumentalmente es correcto y sin grandes sobresaltos, centrado en el planteamiento de nuevas tramas y la interacción de personajes. Yu realiza un trabajo muy en su línea, con lo que gustará a sus seguidores y al resto puede que no tanto, ya que es un artista que suele crear controversia entre los lectores por diversas razones, como la falta de fondos en los planos cortos o una narrativa no siempre adecuada, aunque en este capítulo no le noto este problema.
He llegado a una conclusión: las cosas en la Tierra - o también aquí, en el universo- que quieren matarnos son innumerables. Nunca dejarán de venir a por nosotros. Eso sigue igual. Así que sí, soy un luchador... Nunca dejaré de luchar por aquello en lo que creo... pero también vivo aquí, rodeado de mis seres queridos. Así que se acabó centrarme en las cosas que me quieren muerto... Elijo pasar los días concentrado en las cosas que me hacen querer vivir. ¿Vale?
Scott Summers.
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