El origen de Magneto encerraba aún algunas incógnitas que debían ser resueltas. Todos conocíamos lo que ocurrió tras escapar de los campos de concentración, pero ¿cómo era su vida antes de ser interrumpida por los nazis? ¿Cómo sobrevivió en Auschwitz?
Guión: Greg Pak
Dibujo: Carmine Di Giandomenico
Contiene: X-Men: Magneto Testament #1 - 5 (noviembre 2008 - marzo 2009)
Tomo 100% Marvel. Panini. 128 páginas. 11 €
A veces las editoriales abusan de la retrocontinuidad al encontrarse en un callejón sin salida en el que algunos personajes no dan más de sí y han de reinventarlos, en cierta manera, para poder sacarles aún más partido. Personajes como Lobezno o el Profesor Xavier han sido en los últimos tiempos un ejemplo evidente y hemos presenciado cómo el primero iba descubriendo al fin su origen, hijo psicópata incluido, y cómo el creador de la Patrulla X se convertía en un manipulador con una falta de escrúpulos que lo situaría casi al nivel de algún que otro villano, pese a los esfuerzos de Mike Carey por redimirlo en X-Men Legado. Con el tomo que voy a comentar, Magneto se sitúa en el punto de mira de la retrocontinuidad, pero de una forma muy distinta, pero válida, a los de los personajes anteriormente nombrados.
El origen de Magneto está definido desde hace décadas: un judío superviviente de Auschwitz, campo de exterminio del que salió junto a su amada Magda. Cuando la hija de ambos, Anya, murió por culpa de un grupo de humanos, el hombre que se convertiría en el mayor enemigo de la Patrulla X usó sus poderes mutantes para asesinarlos y, presa del horror, Magda huyó sin que su marido supiera que estaba embarazada. Finalmente, la joven gitana dio a luz a dos gemelos en Wundagore que crecerían para convertirse en los mutantes Mercurio y la Bruja Escarlata, a los que Magneto reclutó para su primera Hermandad de Mutantes Diabólicos. Posteriormente, los hermanos se convertirían en Vengadores y descubrirían los lazos sanguíneos que les unen a Magneto. En los últimos años, la familia de Magneto ha estado en la primera línea de Marvel, ya que Wanda se volvió loca y diezmó a los Vengadores y a la raza mutante, mientras que Mercurio anda enloquecido y potenciado por los cristales de las Brumas Terrígenas que robó a los Inhumanos. Magneto, por otro lado, es ahora un humano corriente por el hechizo lanzado por Wanda durante la Dinastía de M que ha vuelto a la acción misteriosamente.
Este breve recorrido vital de Magneto nos puede llevar a preguntarnos qué nos podría tener deparado Greg Pak en una miniserie que contase el origen del personaje. Cuando esta miniserie fue anunciada, tuve algunas reservas, pero el recuerdo del buen hacer de Pak en Planeta Hulk evitó que me creara falsas expectativas. Allí demostró ser un guionista competente y eso me hizo confiar en una premisa que, a priori, no me atraía demasiado pese a que tengo un gran interés por las historias literarias relacionadas con el Holocausto. Por suerte, Pak no sólo no me ha defraudado, sino que ha escrito una de las mejores miniseries mutantes de los últimos años. Aunque, bueno, lo de "mutante" brilla por su ausencia, puesto que apenas podemos ver algunos destellos de cómo el joven Max Eisenhardt va desarrollando levemente sus poderes. Además, cuenta con unas portadas brillantes de Marko Djurdjevic y con el acompañamiento perfecto del dibujo de Carmine Di Giandomenico, que firma uno de los mejores trabajos que le he visto.
¿Que quién es Max Eisenhardt? Si nos fijamos en el X-Men 72 USA (o X-Men vol 2 #32 Forum) recordaremos que Sabra descubrió que Erik Lehnsheer no era más que una identidad falsa creada para Magneto tras la II Guerra Mundial. Ese detalle, del que no muchos se acordaban, parte como premisa para crear el origen familiar del villano, hijo de un funcionario judío en la Alemania del ascenso del fascismo. A lo largo de la miniserie, vemos cómo Max y su familia se embarcan en una frenética huida para no caer en manos de los nazis y morir en los campos de concentración. Además, de forma sutil seremos testigos de cómo el joven Max va desarrollando sus poderes, puesto que lanza jabalinas metálicas de forma excepcional, puede encontrar chatarra o monedas caídas en el suelo o puede ver en la oscuridad a los enemigos, probablemente gracias al metal que llevan. Eso es lo más mutante que podremos ver en el tomo.
De resto, tenemos una sobrecogedora historia sobre el Holocausto en la que somos testigos de cómo los Eisenhardt no pueden huir de su destino y de cómo Max se convierte en un superviviente de los campos de concentración debido a realizar trabajos que nadie debería tener hacer y en la que podemos entender aún mejor las motivaciones de Magneto, uno de los villanos del cómic mejor caracterizados, aunque en los últimos años ya no tanto, ya que siempre trató de evitar que su especie mutante no corriera el mismo destino que los judíos de la Europa de los años 30 y 40 del siglo XX, aunque no optase por la lucha de la convivencia, sino por la de la imposición del más fuerte.
Si alguien espera un cómic de mucha acción y grandes dosis de ciencia ficción, que lo olvide. Testamento es una historia que nos situará en una dolorosa realidad en la que la presencia de un joven Magneto no es más que una excusa para observar de cerca los horrores del Holocausto.
Guión: Greg Pak
Dibujo: Carmine Di Giandomenico
Contiene: X-Men: Magneto Testament #1 - 5 (noviembre 2008 - marzo 2009)
Tomo 100% Marvel. Panini. 128 páginas. 11 €
A veces las editoriales abusan de la retrocontinuidad al encontrarse en un callejón sin salida en el que algunos personajes no dan más de sí y han de reinventarlos, en cierta manera, para poder sacarles aún más partido. Personajes como Lobezno o el Profesor Xavier han sido en los últimos tiempos un ejemplo evidente y hemos presenciado cómo el primero iba descubriendo al fin su origen, hijo psicópata incluido, y cómo el creador de la Patrulla X se convertía en un manipulador con una falta de escrúpulos que lo situaría casi al nivel de algún que otro villano, pese a los esfuerzos de Mike Carey por redimirlo en X-Men Legado. Con el tomo que voy a comentar, Magneto se sitúa en el punto de mira de la retrocontinuidad, pero de una forma muy distinta, pero válida, a los de los personajes anteriormente nombrados.
El origen de Magneto está definido desde hace décadas: un judío superviviente de Auschwitz, campo de exterminio del que salió junto a su amada Magda. Cuando la hija de ambos, Anya, murió por culpa de un grupo de humanos, el hombre que se convertiría en el mayor enemigo de la Patrulla X usó sus poderes mutantes para asesinarlos y, presa del horror, Magda huyó sin que su marido supiera que estaba embarazada. Finalmente, la joven gitana dio a luz a dos gemelos en Wundagore que crecerían para convertirse en los mutantes Mercurio y la Bruja Escarlata, a los que Magneto reclutó para su primera Hermandad de Mutantes Diabólicos. Posteriormente, los hermanos se convertirían en Vengadores y descubrirían los lazos sanguíneos que les unen a Magneto. En los últimos años, la familia de Magneto ha estado en la primera línea de Marvel, ya que Wanda se volvió loca y diezmó a los Vengadores y a la raza mutante, mientras que Mercurio anda enloquecido y potenciado por los cristales de las Brumas Terrígenas que robó a los Inhumanos. Magneto, por otro lado, es ahora un humano corriente por el hechizo lanzado por Wanda durante la Dinastía de M que ha vuelto a la acción misteriosamente.
Este breve recorrido vital de Magneto nos puede llevar a preguntarnos qué nos podría tener deparado Greg Pak en una miniserie que contase el origen del personaje. Cuando esta miniserie fue anunciada, tuve algunas reservas, pero el recuerdo del buen hacer de Pak en Planeta Hulk evitó que me creara falsas expectativas. Allí demostró ser un guionista competente y eso me hizo confiar en una premisa que, a priori, no me atraía demasiado pese a que tengo un gran interés por las historias literarias relacionadas con el Holocausto. Por suerte, Pak no sólo no me ha defraudado, sino que ha escrito una de las mejores miniseries mutantes de los últimos años. Aunque, bueno, lo de "mutante" brilla por su ausencia, puesto que apenas podemos ver algunos destellos de cómo el joven Max Eisenhardt va desarrollando levemente sus poderes. Además, cuenta con unas portadas brillantes de Marko Djurdjevic y con el acompañamiento perfecto del dibujo de Carmine Di Giandomenico, que firma uno de los mejores trabajos que le he visto.
¿Que quién es Max Eisenhardt? Si nos fijamos en el X-Men 72 USA (o X-Men vol 2 #32 Forum) recordaremos que Sabra descubrió que Erik Lehnsheer no era más que una identidad falsa creada para Magneto tras la II Guerra Mundial. Ese detalle, del que no muchos se acordaban, parte como premisa para crear el origen familiar del villano, hijo de un funcionario judío en la Alemania del ascenso del fascismo. A lo largo de la miniserie, vemos cómo Max y su familia se embarcan en una frenética huida para no caer en manos de los nazis y morir en los campos de concentración. Además, de forma sutil seremos testigos de cómo el joven Max va desarrollando sus poderes, puesto que lanza jabalinas metálicas de forma excepcional, puede encontrar chatarra o monedas caídas en el suelo o puede ver en la oscuridad a los enemigos, probablemente gracias al metal que llevan. Eso es lo más mutante que podremos ver en el tomo.
De resto, tenemos una sobrecogedora historia sobre el Holocausto en la que somos testigos de cómo los Eisenhardt no pueden huir de su destino y de cómo Max se convierte en un superviviente de los campos de concentración debido a realizar trabajos que nadie debería tener hacer y en la que podemos entender aún mejor las motivaciones de Magneto, uno de los villanos del cómic mejor caracterizados, aunque en los últimos años ya no tanto, ya que siempre trató de evitar que su especie mutante no corriera el mismo destino que los judíos de la Europa de los años 30 y 40 del siglo XX, aunque no optase por la lucha de la convivencia, sino por la de la imposición del más fuerte.
Si alguien espera un cómic de mucha acción y grandes dosis de ciencia ficción, que lo olvide. Testamento es una historia que nos situará en una dolorosa realidad en la que la presencia de un joven Magneto no es más que una excusa para observar de cerca los horrores del Holocausto.