La nueva serie de Cable sorprende a los lectores por un planteamiento futurista y por la oposición entre Cable y Bishop.
Guión: Duane Swierczynski
Dibujo: Ariel Olivetti
Tomo Panini. Tapa blanda. 96 páginas. 5,95 €
Cuando Rob Liefeld creó a Cable jamás imaginó los distintos caminos que tomaría el personaje en su devenir editorial. De mercenario aguerrido, Cable pasó a ser un intrépido líder para X-Force, el hijo perdido de Cíclope y Madelyne Pryor, un soldado en busca de un futuro mejor, el mayor enemigo para Apocalipsis, un líder sectario, un mesías, un Hombre X y, finalmente, el protector de la primera niña mutante nacida tras el Día M. Entre otras muchas cosas. El final de Complejo de Mesías nos devolvió al Cable más guerrillero, al mutante venido del futuro dispuesto a evitar el sufrimiento de las futuras generaciones y, quizás por ello, esperaba que esta nueva serie tuviera un tono más dramático.
El argumento de Hijo de la guerra es relativamente simple: Cable llega a un futuro alternativo en el que los mutantes han desaparecido y en el que parte de los EEUU han sido arrasados. Los humanos se han organizado en milicias para defenderse, pero lo cierto es que en muy pocos momentos podamos percibir que haya peligro inminente más allá de la presencia de Bishop, que sigue siendo el nuevo mutie malo malísimo. Al contrario, Cable se mueve por ese futuro con gran facilidad y los humanos con los que se encuentran son amistosos (salvo excepciones) y bastante confiados. Uno de los futuros más descafeinados que recuerdo.
La aparición de Bishop, si bien es previsible, sirve para dar un poco de acción a la trama. Además, permite al guionista poder realizar un análisis psicológico de los personajes que nos muestra la profunda oposición que hay entre ambos. Sin embargo, en esta historia tampoco se llegue mucho más allá de este punto. Bishop quiere matar al bebé para "salvar" a los mutantes y Cable quiere evitar su muerte para "salvar" a los mutantes. Y ya está. Están dispuestos a lo que sea para conseguirlo. No hay más caracterización psicológica. Ni siquiera la muerte del Bala de Cañón del futuro consigue conmover al lector o aumentar el odio hacia Bishop. Al igual que el resto de la saga, me dejó muy frío.
El dibujo de Olivetti, por otro lado, es excelente. Consigue plasmar las intenciones de los personajes y está bastante cuidado, aunque los fondos son excesivamente fríos y el coloreado no resulta el más adecuado para el tono de la historia.
En definitiva, creo que este primer tomo de Cable, sin ser malo, peca de ser poco llamativo, puesto que nos presenta más de lo que ya vimos en Complejo de Mesías, pero sin el dramatismo de este crossover. Quizás es porque llevo unos años desconectado de Cable al quedar inédita gran parte de su serie y a que Cable & Masacre no ha sido recuperada totalmente. Sea lo que sea, espero acabar disfrutando mucho de la serie del personaje.
2 comentarios:
A mi el primer arco argumental me ha parecido un cagarro, aunque luego mejora mucho la verdad.
buena reseña ,estoy de acuerdo con lo que decis del coloreado, olivetti es buenisimo pero como lo colorearon me parecio una pifia
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